En Mindfulness distinguimos entre “el modo hacer” (doing mode) y “ el modo ser” (being mode). El primero asociado a la resolución y a la acción y el segundo vinculado a la consciencia.
Dentro del campo de la creatividad podemos señalar de acuerdo al doctor Danny Penman que el pensamiento racional, el sesgo negativo, el pensamiento convergente (pensamiento lógico y que busca una única solución correcta) y el piloto automático constituyen rasgos o características asociados al “modo hacer”. Se denomina modo hacer porque es muy eficiente resolviendo tareas. Su esencia se centra en resolver problemas de siguiendo una linea ascendente, es decir, lógica.
¿Pero cómo funciona? Habitualmente cuando te hallas frente a un problema enseguida ves donde quieres estar, es decir, cual debería ser la solución (vislumbras una solución creativa o un producto final). La mente entonces analiza “el gap o espacio” que hay entre los dos – entre el problema y la solución – e intenta reducirlo construyendo un puente entre ambos. Es ahí donde el modo hacer entra en acción, desmenuzando el problema en piezas pequeñas, analizando cada una de ellas y tratando de resolver y hallar una solución por medio del pensamiento racional y el pensamiento crítico. Posteriormente la mente vuelve a reconstruir e unir las piezas y revalúa de nuevo el problema en su conjunto para ver si la solución encontrada nos acerca a nuestro objetivo final. El modo hacer a menudo es rápido y eficiente. Con frecuencia resuelve problemas y tareas sin que seamos conscientes de que lo hace. Supone una gran habilidad para nosotros como seres humanos.
Sin embargo el problema que conlleva es que lo utilizamos con tanta frecuencia que hemos olvidado sus limitaciones. Como ya hemos dicho, resulta muy eficiente resolviendo problemas que siguen un tren lógico de pensamiento (estos se conocen como “problemas sin insight”). Pero si el espacio entre el problema y la solución no puede resolverse de forma lógica, en otras palabras, si se trata de un problema artístico o un problema que conlleva “insight” entonces la mente comienza a andar en círculos sin hallar respuestas. De alguna forma podríamos decir que trata de solucionar el problema utilizando “una rutina habitual de resolución de problemas” sin poder dar el salto que dé con una posible solución. Esto a menudo nos enfada, estresa y confunde. A su vez dispara el «sistema de evitación» (que todos tenemos como seres humanos) que incrementa nuestro estrés al sentir que no encontramos solución y haciéndonos sentir atrapados.
Este tipo de situaciones requieren que construyamos un puente que nos permita dar un salto creativo para encontrar nuevas respuestas y soluciones. Es aquí donde el modo ser entra en juego. Los psicólogos lo llaman el modo ser porque es un proceso que se origina desde la consciencia pura. Surge cuando experimentas el mundo a través de tus sentidos sin que el pensamiento interactúe como intermediario. Emerge cuando experimentas algo de primera mano en vez de pensar sobre ello.
A menudo la mente tiende a distorsionar la realidad al pensar, comparar y juzgar en exceso. En este sentido puede ayudarnos dejar los pensamientos atrás, permitiendo a la mente aproximarse a los problemas sin ideas preconcebidas, con «una mente de principiante» (que es una de las actitudes Mindfulness). Los neurocientíficos lo denominan “consciencia metacognitiva” y podemos cultivarla a través de la práctica de Mindfulness.
Este modo ser no es mejor o peor que el modo hacer, simplemente es diferente. Resulta más intuitivo que el pensamiento lógico y a menudo puede conllevar mayor sabiduría.
Podríamos concluir que el modo hacer está asociado al pensamiento convergente (pensamiento lógico) y el modo ser al pensamiento divergente (pensamiento no lógico, intuitivo, creativo, conlleva generar mucha soluciones no una única).
La práctica de Mindfulness nos enseña a reconocer que modo mental está operando en nosotros en cada momento dándonos la opción de cambiar el canal y seleccionar la ruta mental más adecuada para cada momento y situación.
La esencia de la creatividad reside en aproximarnos al mundo desde diferentes miradas, ángulos y estados mentales. Mindfulness nos ayuda cambiar la mirada, ofreciendo nuevas perspectivas y ángulos de visión.
(extracto de “Mindfulness for Creativity”, Dr Danny Penman)