¿Porque es tan difícil concentrarse hoy en día? ¿Que hace que nos distraigamos con tanta facilidad?

El entorno está cambiando, las empresas y negocios apuestan cada vez más por espacios dinámicos, donde poder intercambiar y compartir ideas favoreciendo el flujo de información de forma rápida y continua.  La organización digital constituye una realidad que afianza su presencia en las redes sociales arrojando elevados beneficios a muchos niveles, pero a su vez pagando en ocasiones el coste de aumentar la distracción y la superficialidad en el trabajo.

Las nuevas tecnologías y la transición hacia una sociedad digital cada vez más rápida parecen estar generando un importante impacto en nuestra habilidad para sostener el foco en una única tarea durante un tiempo prolongado. El resultado a menudo es un trabajo de índole más superficial.

De acuerdo al libro “Deep Work” del británico Cal Newport, el trabajo superficial podría definirse como un trabajo de baja demanda a nivel cognitivo y que a menudo es realizado mientras estamos distraídos. Este esfuerzo tiende a no crear mucho valor añadido y resulta fácil de replicar.

Es cierto que hay trabajos y profesiones que no precisan de especial concentración y cuyo valor principal reside en el intercambio de ideas, mover e intercambiar información.  No obstante, no debemos olvidar que la habilidad de profundizar en el trabajo puede ayudarnos a aprender y dominar tareas difíciles de forma rápida permitiéndonos producir con rapidez un trabajo de alta calidad de acuerdo a la tesis del autor.

Existe una amplia gama de profesiones que precisan de elevada concentración para conseguir resultados de alta calidad (investigación académica – científica, escritura, composición musical etc). Además, algunos estudios señalan que el ser humano se siente mejor y más satisfecho cuando se concentra y trabaja en profundidad.

Según Newport los componentes que contribuyen a producir un trabajo de alta calidad son:  trabajo de alta calidad producido = tiempo empleado x la intensidad del foco.

Alguno pensará, esto está muy bien, ya quisiera yo sostener el foco todo el tiempo, pero… ¿qué pasa con la multitud de tareas, demandas e interrupciones que surgen en nuestro día a día?

En este sentido, una opción interesante puede ser alterar el medio en que vivimos y trabajamos. Podemos inspirarnos en la figura de Carl Jung quién construyó una torre de retiro en el bosque, conocida como la Bollingen Tower, que le permitió aislarse para pensar, meditar y crear en profundidad sin interrupciones. De esta forma logró revolucionar el mundo de la psiquiatría de la época.

Por suerte, hoy en día no hace falta ir tan lejos. Diversas profesiones permiten trabajar en distintos lugares, favoreciendo que podamos elegir enclaves con menor estimulación y que fomenten nuestra concentración. Aun así, si esto no es posible, realizar pequeños cambios en el lugar de trabajo (por ej el escritorio) o en la gestión del horario personal puede suponer un gran cambio para mejorar nuestro rendimiento.

Sin embargo, a veces el entorno no es suficiente ya que la distracción viaja con nosotros en forma de tablet, móvil u otros dispositivos electrónicos que nos tienen conectados las 24 horas del día.  ¿Cómo podemos gestionar nuestra atención de forma inteligente? ¿es una buena opción cambiar de tarea constantemente / multitasking?

Varios estudios señalan que cuando hacemos varias cosas a la vez, lo que conlleva estar cambiando la atención constantemente de una tarea a otra, se genera un residuo atencional.   Esto significa que la atención no se traslada inmediatamente; sino que hay parte de la misma que todavía sigue centrada en la tarea original y permanece dividida durante un tiempo hasta focalizarse en el siguiente objeto.

Estos hallazgos nos recuerdan que cuidar de nuestra atención puede ser un recurso muy valioso. ¿Cómo podemos cuidarla entonces? Evitar saltar de una tarea a otra y terminar tareas de forma ordenada puede ayudarnos a avanzar con más rapidez acumulando un menor “residuo atencional” y permitiéndonos preservar el foco para continuar trabajando en profundidad.

A su vez el entrenamiento en Mindfulness o atención plena puede ayudarnos a lidiar con la incesante amalgama de distracciones que irrumpen en nuestro día a día. Parte de este entrenamiento consiste en sostener la atención y en tomar consciencia de cuándo nos distraemos. Muchos de los estudios y la evidencia científica en Mindfulness indica que la práctica nos permite darnos cuenta con mayor rapidez de que nos hemos desviado de la tarea en la que estábamos para volver a concentrarnos con la mayor brevedad posible. Esto también podríamos denominarlo “regulación de la atención”.

Aprender a regular nuestra atención, pensando menos en el futuro y en el pasado (por ej las múltiples cosas que tenemos que hacer y resolver, preocupaciones, whatsapps y mails que debemos contestar) y orientándonos más hacia el momento presente pueden ser otra forma inteligente de preservar y gestionar nuestra atención, garantizando con ello un trabajo en profundidad y de alta calidad.