Desde la neurociencia, los estudios indican que la percepción del tiempo cambia cuando lo experimentamos con Atención Plena o Mindfulness.
Vivimos un presente inundado de quehaceres y cuyo eje principal parece guiado por la acción y la automatización de las tareas lo que a menudo nos lleva a la preocupación y la divagación constante y promueve que olvidemos con mayor facilidad el sentir emocional que nos acompaña durante las actividades del día a día.
¿Qué es lo que cambia en nuestro modo de percibir cuando nos hallamos presentes, en el aquí y ahora?
Los estudios indican que las experiencias que vivimos con atención plena, implican un aumento en la actividad cerebral de ondas gamma. Estas ondas, involucradas en la manera que percibimos el tiempo, nos ayudan a realizar una mejor estimación de los tiempos y a promover una mayor finura de las memorias y detalles que registramos a lo largo de nuestra vida. Estas ondas oscilan entre los 30 y 100 hz y son más rápidas que las restantes Beta, Alpha, Theta y Delta que conforman el rico mundo de nuestra actividad cerebral.
Parece ser que resulta más fácil recordar donde estuvimos que como nos sentimos en el lugar donde lo vivimos. De acuerdo a las investigaciones del profesor Schacter de la Universidad de Harvard, el olvido se produce antes sobre la memoria episódica (nuestras vivencias, sentimientos etc) que sobre la semántica (relacionada con los datos). Esto viene a reforzar lo dicho anteriormente; que resulta más fácil acordarnos de lugares, situaciones concretas que de cómo nos sentimos en ellas.
Cuando señalamos que Mindfuless nos permite vivir las experiencias más plenamente en parte hablamos de esto mismo; es decir, de vivir el presente y lo que en él nos ocurre con mayor consciencia de lo que nos hace sentir física y emocionalmente. Por esta razón nuestra vivencia del presente es distinta si simplemente recuerdo que comí ayer que lo que me produjo emocionalmente la comida en sí o el momento en el que se producía.
La tendencia a vivir de forma dual va en aumento. La falta de integración entre lo que sentimos y hacemos está en auge entre tantas y tantas actividades con las que nos involucramos. Por si fuera poco, la aceleración del mundo digital y la irrupción de la IA, cada vez más incipiente, en acentua esta dinámica. En momentos, puede resultar útil abstraernos y desconectar el cuerpo de lo que pensamos. Especialmente para sobrellevar memorias y recuerdos dolorosos. Sin embargo, a la larga, esta tendencia nos impide expandir el momento y extraer todo el sabor que la vida nos ofrece.
Cuando estamos más conectados con el presente, podemos sentir que el tiempo se extiende para incluir más momentos significativos y gratificantes. Hacernos más conscientes y presentes en el momento actual, reduce el estrés y la ansiedad – que pueden hacer que el tiempo parezca pasar más rápido – y aumenta nuestra apreciación por cada momento.