¿Es posible enlentecer la vida con Mindfulness?
Un ratón y un elefante experimentan los mismos latidos durante su vida, pero el primero vive 3 años y el segundo 90. ¿Cómo es posible?
Siguiendo al paleontólogo Juan Luis Arsuaga en el libro “la muerte contada por un Sapiens a un Neandertal” en colaboración con el escritor Juan José Millás, el ratón vendría a ser un rockero viviendo al límite y el elefante un trovador de canción melódica de vida pacífica y tranquila.
Parece ser que el metabolismo de ambos difiere notablemente al igual que el crecimiento y la maduración que son más lentos en el segundo. Datos importantes a guardar en mente puesto que representan las leyes de funcionamiento de la biología general.
Pero retomando la idea del rockero y el trovador, observamos que la tesis que subyace, es que no solo son importantes los años que cumplimos si no el ritmo al que los vivimos. Dicho de una forma más mecanicista y practica; si un coche está en un garaje permanentemente y solo se conduce los fines de semana estará mucho más nuevo y joven que el que recorre varios países y rebasa el cuentakilómetros en pocos años. El paleontólogo recurre constantemente a ejemplos de este tipo a lo largo del libro dándonos a entender que, por fuerte que suene, las piezas de los coches, al igual que la biología humana, nacen con duración predeterminada.
De cualquier manera, nos interesa resaltar la idea de que cuidar, preservar, y vivir con menos lesiones y heridas aumenta la probabilidad de incrementar nuestra longevidad, facilitando que vivamos con mayor calidad de vida y salud. Estos objetivos guardan relación con la medicina del estilo de vida y la ciencia de los hábitos saludables; disciplinas todas ellas, de alto interés en nuestros días.
Sin embargo, la vida hoy se corre no se anda. Se consume y se desgasta velozmente como la lata de mejillones que puede vivir muchos años en conserva, pero una vez abierta, se oxida y consume con pavorosa rapidez. ¿Cómo puede ser que vivamos tantos años y que dicha tendencia vaya en aumento?
Mi sensación es que en un breve periodo de tiempo nuestra esperanza de vida alcanzará la de los elefantes superándolos rápidamente. Grandes empresas, comenzando por Google, trabajan desde hace años para que seamos inmortales lo antes posible. Inteligencia artificial, Microchips, nanotecnología e implantes de todo tipo elevarán los números de la especie a la enésima potencia en un futuro próximo.
Sin embargo, ante este escenario también cabe preguntarse ¿qué efecto ejercerá en nosotros cambiar las reglas de la naturaleza? ¿resultará saludable? sostenible? Ya vemos que en lo que respecta al cambio climático no parecen vaticinarse buenos pronósticos.
Acaso… ¿Saber que viviremos el tiempo de un elefante nos impulsará a vivir como ratones?
La creencia cultural de que vivir intensamente es clave para vivir mejor inunda e impregna el pensamiento de nuestra especie. Un elevado porcentaje de los problemas de salud mental, acuciantes en nuestros días, se vinculan con sobrepasar nuestros límites en múltiples aspectos y facetas. Los altísimos niveles de estimulación mental, física y emocional a los que estamos expuestos impiden que nos concentremos y conciliemos el sueño mermando nuestro descanso así como nuestra capacidad de disfrutar del ahora sin estar en constante proyección hacia el futuro.
Mindfulness nos recuerda que la vida puede ser plena y radiante a menor revolución e intensidad. Una puesta en escena más sencilla y diáfana puede resultar estimulante e igual de efectiva. Sin embargo, se nos vende lo contrario. Múltiples imágenes, videos, msg instantáneos impactan a diario en nuestra mente – cuerpo, confundiéndonos y alentándonos a vivir con la sensación de que conviene aprovechar cada segundo de nuestro limitado y preciado tiempo.
Pero…la vida no son solo los años que vivimos, sino también la calidad de los mismos. Si vivimos deprimidos, sin dormir, permanentemente preocupados, sosteniendo la vida con fármacos y otros recursos externos quizá vivir el tiempo de un ratón, a lo Janis Joplin o jimi Hendricks sea una mejor opción que perseguir la longevidad asistida elefantina.
Y es que… desde donde vivimos y con qué intención lo hacemos, supone otra gran cuestión, no menos importante. Podemos decidir vivir en colaboración, compartiendo, con amor y sabiduría; o por el contrario hacerlo en soledad, aislamiento, imbuidos en la autocrítica y la envidia. Alcanzar los 90 años de una u otra manera puede resultar una experiencia radicalmente diferente.
Vivir es urgente, dicta una famosa frase. Si, urgente es aprender a parar y a integrar la pausa y la lentitud en nuestro estilo de vida. Vivir de forma más natural, con plena atención y mayor aceptación de nuestras limitaciones constituye una prescripción médica necesaria para poner el foco en la calidad de años que vivimos y no en el número.